Colección: Turmalina

La turmalina es un mineral protector por excelencia, pero su “handicap” es que no aguanta las vibraciones fuertes. Por eso, dependiendo de en qué situación energética nos encontremos, siempre se va a romper, ya sea el mineral o el engarce (si es un colgante o una pulsera).

Yo la uso como chivata de energía, porque generalmente procuro tener mi campo energético en equilibrio, pero si tengo la sospecha de que algo anda mal, utilizo la turmalina a propósito para que se me rompa y poder observar el porqué, el quién, el cómo y el cuándo.

Por lo general, siempre te recomendaré que utilices otras piedras como, por ejemplo, el cuarzo ahumado, que es más duro, o la obsidiana o el ónix. Aunque todo va a depender de la fuente de esa densidad energética, porque no todos los minerales sirven para lo mismo. Existen diferentes “enfermedades energéticas” y sus respectivos “remedios”.

La turmalina limpia, purifica y transforma la energía densa en una vibración más ligera, enraíza la energía espiritual, limpia y equilibra todos los chakras. Es una piedra chamánica que aporta protección durante los rituales.

Limpia el aura, retira bloqueos y es excelente para equilibrar y conectar los chakras. Fomenta la autoconfianza, dispersa el miedo y también te ayuda a superar el rol de víctima.

La turmalina te defiende contra ataques psíquicos (envidias, mal de ojo, etc.), pero se recomienda potenciarla con un cuarzo (por ejemplo).